jueves, 26 de abril de 2012

Cultivando valores desde el aula



La sociedad que construiremos el día de mañana pasa por el hecho educativo, cuyo resultado dependerá de cómo educadores y maestros toquen el corazón de los niños. Haber participado de la Conferencia “Educar en Valores es Enseñar a Amar” dictada por Dr. Antonio Pérez Esclarín el pasado 29 de febrero, en el Teatro de la Casa Sindical, ofreció a todos los que asistimos  una oportunidad para reafirmar la importancia de la formación de valores en la educación; así como nos dio excelentes herramientas para optimizar la praxis pedagógica. Dicho en las propias palabras de ese gran docente: “Los educadores son arquitectos de personas, no trabajan con cabillas ni cemento, sino que construyen el corazón de la patria.”




Los educadores tienen un rol activo permanente, pues llevan la voz cantante en el aula, en la familia y en la comunidad; por ello considero importantísimo la formación que los maestros puedan recibir, para asumir con plenitud y responsabilidad éste compromiso. El maestro representa - junto con la familia - la referencia próxima con la que cuenta el niño para dar sentido a un esquema de valores que enmarque su vida y es ejemplo constante a través de sus acciones diarias; no sólo en el aula, sino con las relaciones entre con cada uno de los actores que conviven a diario dentro del ámbito escolar.



El docente debe contar con cualidades  relacionadas con su formación pedagógica y vocación de enseñar; por tanto, tiene la responsabilidad de concentrar sus destrezas didácticas en diseñar estrategias para guiar estos aprendizajes y trascender en sus alumnos. Convirtiéndose así, en agente activo de la ecuación que representa la práctica docente, debiendo necesariamente estimular la interacción dinámica y la participación, tanto dentro del aula como fuera de ella.

Estar consustanciado con la realidad particular de sus alumnos es fundamental para que el docente pueda hacerles emerger sus potencialidades individuales, adecuando la enseñanza de manera tal que - al expandir los horizontes del conocimiento útil- el alumno pueda afrontar los retos que la sociedad le impone. Una sociedad que no estimule la adquisición y producción de conocimiento no es una sociedad que pueda progresar, de allí que progreso y educación van ligados íntimamente para la superación. Pero no basta el cocimiento por sí mismo sino está centrado en el ser humano y en su entorno social.





Reflexionando sobre las palabras del profesor, intelectual y escritor norteamericano Howard G. Hendrikcs: "La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón" -  y ganados a esta máxima,  propongámonos formar niños para la paz, lo cual se logra en la medida que exista un código de convivencia ciudadana sustentado en los valores del humanismo.

            Hagamos que cada día de nosotros cuente en la edificación de esa sociedad, convencidos de la fuerza transformadora de la educación, porque no hay otra fuente que permita que cada ser humano saque lo mejor que tiene dentro de sí.    pazcomopropuesta@gmail.com

Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense

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