lunes, 30 de abril de 2012


“La primera hora en la vida”


El pasado viernes 23 de marzo organizamos una productiva jornada sobre Lactancia Materna llevada a cabo por un grupo de médicos ganados a la causa de mejorar las condiciones de nacimiento y desarrollo para nuestros niños. Junto con nuestro componente docente del Programa Madre Feliz y el equipo de salud formado en el Taller para Enfermeras en Obstetricia: Mención Parto Humanizado, nos dimos cita en la Residencia Oficial de Gobernadores; como parte de los esfuerzos que venimos impulsando para el fortalecimiento y sobretodo la capacitación del recurso humano que día a día atiende a nuestras madres en todos los ambulatorios del estado y próximamente en la pionera Casa de Parto Natural en Palo Gordo.

         Uno de los temas tratados fue la denominada “Hora Dorada”, esos primeros 60 minutos de vida de todo ser humano cuando, una vez cruzado el canal de nacimiento hacia el mundo exterior, deja atrás la calidez y penumbra del amoroso refugio que lo acogió durante 9 meses. Es algo extraordinario y tan trascendental que marcará determinante la psique de la persona y por ende, el tipo de ciudadano que definirá a futuro un país.

El parto es un proceso natural y fisiológico, eso es un hecho indiscutible. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha convertido en algo casi exclusivamente hospitalario, con elevada incidencia de intervenciones médicas y creciente tecnificación. La evidencia demuestra que en la mayoría de los casos el alumbramiento medicalizado ha llevado a la despersonalización de la atención a la mujer, a su bebé y a su familia: el uso indiscriminado de luces intensas, los ruidos y voces estridentes, la prisa, la separación temprana del recién nacido de su madre, entre otras prácticas se ha vuelto rutinaria costumbre, sin ningún cuestionamiento.

En la primera hora siguiente al parto se encuentra el llamado período sensible, que los especialistas describen como un estado de «alerta tranquila», receptiva y activa, que una vez finalizada se convertirá en sueño profundo durante horas. De allí la vital importancia que tiene la hora inicial de la vida del bebé, para una adaptación lo más armónica posible a la vida extrauterina. El contacto precoz, ininterrumpido y prolongado del recién nacido piel-piel con su madre, inmediatamente después del parto promueve esa adaptación: el metabolismo y la termorregulación del bebé mejoran, se favorece el inicio del amamantamiento, se beneficia la colonización del vulnerable cuerpo por los microorganismos de la madre, garantizando así su inmunización y se estrechan los lazos entre madre e hijo, iniciándose el proceso de vinculación afectiva y conducta maternal.



El respeto absoluto por este momento tan íntimo desencadena una serie de eventos únicos para los protagonistas del alumbramiento. De hecho, en el taller sobre lactancia materna, los médicos explicaron que un recién nacido es capaz de encontrar el pecho de su madre con mayor facilidad si se le deja impregnado en sus manitas el líquido amniótico; cuando consigue el seno materno y los labios establecen contacto con el pezón se estimulan una cascada de hormonas del amor que los bendicen a ambos. Estas hormonas favorecen la expulsión de la placenta, ayudan a contraer y recuperar el útero, reducen el sangrado postparto y facilitan la subida inicial del calostro. Este último representa el primer alimento del neonato y a su vez una valiosa vacuna, el cual contiene todos los nutrientes y anticuerpos necesarios para resguardar los primeros momentos de la vida del bebé.

La Organización Mundial de la Salud proclamó el 7 de junio como el Día Mundial de los Derechos del Nacimiento, sentando posturas determinantes con este tema: que a ningún bebé se le debería privar de la creación del vínculo extrauterino con su madre y que el apoyo a la lactancia materna tendría que ser firme, constante, cálido, basado en la información adecuada. Esta proclama, entre otras más, evidencia un consenso mundial de valoración a los derechos intrínsecos de la madre y el hijo.

Por ello, y en plena concordancia con los voceros que promulgan directrices para mejorar el presente y optimizar el futuro; consideramos que si la madre ha desarrollado un embarazo perfectamente normal y saludable, tiene un parto no interferido por instrumentación quirúrgica, anestesia y antibióticos, si el alumbramiento de su hijo siguió el curso fisiológico completo respetándoles a ambos la primera hora de ese encuentro sensible, permitiendo dar rienda suelta al amor que nutre sus cuerpos, mentes y espíritus estamos en presencia de una bienvenida humanizada al mundo. Un ser humano que comienza bien el camino de la vida abonará la senda para sembrar una sociedad que construya la  paz. pazcomopropuesta@gmail.com


Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense
El valor de emprender 



Según lo señala el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la definición de la palabra emprender es: 1.- Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro. 2.- Tomar el camino con resolución de llegar a un punto. Por tanto un emprendedor –citando la misma fuente- es aquel que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas. Este preámbulo de definiciones busca presentarles la filosofía de un banquero que ayudó a cambiar la vida de personas de escasos recursos económicos, a través de una excelente filosofía  de créditos para los más pobres  y cómo hemos aplicado la base de éste ideario en el Táchira, por medio del fomento y la formación del valor de emprender.

El profesor y economista Muhammad Yunus recibió en 2006 el Premio Nobel de la Paz por su contribución a la erradicación de la pobreza mediante un innovador mecanismo de préstamos denominado "microcréditos". El Banquero de los Pobres, como se le conoce mundialmente,  creó El Banco Grameen en 1976, que en el idioma de su Bangladesh natal significa: rural o aldea; siendo la filosofía que los pobres cuando van tras un sueño de superación son extraordinarios luchadores y honran puntualmente sus compromisos.


 Para obtener un préstamo Grameen se debe formar un grupo de 5 prestamistas potenciales que acuden a unos cursillos de información sobre la operativa del banco, tras los que se realizan unos exámenes que deben aprobar todos los integrantes del grupo. El préstamo se concede individualmente, dentro del grupo se genera un papel individual de corresponsabilidad, dado que si uno de sus integrantes tiene dificultades para pagar sus cuotas, impide que el resto de miembros del grupo puedan mejorar las condiciones de sus propios préstamos. De este modo se fomenta la cooperación mutua y el aprendizaje de errores ajenos.

Ahora bien, concentrándonos en nuestro contexto,  la familia tachirense está fundada en valores progresistas, pues somos una sociedad que entiende que el trabajo es la vía de la superación y teniendo la gran responsabilidad de impulsar propuestas que favorezcan el bienestar de nuestra región; el Prof. Yunus ha sido motivo de inspiración para crear un sistema propio,  con la finalidad de respaldar económicamente a nuestras familias y así puedan acceder a una actividad financiera que les permita desarrollarse productivamente.




En nuestro modelo también hemos tomado la figura del núcleo de 5 integrantes; previa evaluación personalizada, complementándolo con charlas de inducción y orientación en temas legales. Asimismo, condensamos en el Decálogo de los Emprendedores los principios base de esta propuesta, mediante el cual promulgamos una filosofía de vida. Preceptos tales como: procurarse vivienda digna con pleno respeto a la propiedad privada, comprometerse con la salud, la educación y el bienestar de los hijos, resguardar el ambiente, valorar el trabajo en equipo y velar por los intereses de la comunidad; representan una identidad de prosperidad, la cual aspiramos sea internalizada y puesta en práctica por los beneficiarios.

La realidad nos dice que hay momentos en los cuales el emprendedor puede enfrentarse a la disyuntiva de solventar una situación económica precaria por ende, verse tentado a utilizar los recursos de su propio negocio. Con base en las gestiones que venimos adelantando nos hemos comprometido en brindar soporte al espíritu trabajador tachirense, enfocándonos en el acompañamiento mediante la apertura de otras líneas de apoyo, como el financiamiento para la autoconstrucción de sus viviendas. De igual forma, conociendo lo complicado que puede resultar acceder al cliente final, propiciamos los espacios – tales como: bazares, exposiciones, ferias y muestras- para la comercialización de sus productos.

Comulgamos con la máxima: “El desarrollo, nuevo nombre de la paz” propuesta en 1967 por el Papa Pablo VI en su encíclica Populorum Progressio; puesto que se circunscribe en la construcción de una mejor sociedad. Iniciativas como las que estamos impulsando aquí en Táchira  refuerzan la mentalidad de aquellos que a pulso luchan por la prosperidad para sus familias, su comunidad y su país.


Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense


Una historia para compartir


Tuve la oportunidad de participar la semana pasada como invitada a un programa de televisión que se transmite en horario estelar por las estaciones regionales de nuestro estado. En dicha ocasión se conversó sobre la importancia de motivar a quienes conviven de hecho para que se comprometan, a través del vínculo del matrimonio y del rol primordial que tiene la familia constituida como núcleo que proporciona la estabilidad necesaria para el beneficio emocional, metal y físico de cada uno de sus miembros, lo cual repercute indefectiblemente en la edificación de una sociedad armónica.

Un conmovedor testimonio del valioso significado de la institución familiar es el de Bahati Vital, quien llegó a nuestro país huyendo de los horrores de las guerras étnicas que azotaron Ruanda en 1994 y las cuales destruyeron su hogar dejándolo sin madre, padre y hermanos. Luego de un largo peregrinaje por campos de refugiados, él y su pequeña hermana fueron salvados por el Sacerdote Mario Pérez Duque, quien era misionero de la Congregación Salesiana “Don Bosco” de Táchira en África y fue el encargado de traerlos a tierras andinas en 1999. Fueron acogidos por una familia venezolana que le brindó el calor del hogar que la guerra le arrebató.


Hoy, Bahati es esposo, padre y profesor universitario graduado en inglés de la ULA e imparte clases en una institución educativa de nuestro estado. Lo más significativo es que pudo rescatar su vida a través de la formación de una familia con una mujer tachirense, consolidada por el vínculo matrimonial.  Fue en los valores andinos que reconstruyó su historia, encontrando la paz y la esperanza perdidas en las selvas africanas.


Es por ello que, partiendo de la máxima de Benedicto XVI: la familia fundada en el matrimonio es patrimonio de la humanidad y como tal estamos llamados a preservarla, nos hemos abocado a promoverla como unidad fundamental de la vida humana; realizando grandes esfuerzos en esta materia, pues creemos firmemente en lo que señala el Santo Padre al decir que la familia brinda elementos esenciales para la paz: la justicia y el amor entre hermanos, la función de la autoridad manifestada por los padres, el servicio afectuoso a los miembros más débiles, la ayuda mutua en las necesidades de la vida y la disponibilidad para acoger al otro.

Los hijos necesitan y merecen ser recibidos en matrimonio, pues es allí donde se ubicarán los referentes que marcarán el curso de su existencia. La presencia de padre y madre, unidos en una relación estable y comprometida crea para los hijos el contexto de seguridad, protección y alimento emocional que ellos necesitan para crecer y ser felices. Es compromiso de los padres crear el entorno donde la familia sea una verdadera escuela de amor; donde los hijos crezcan integralmente en mente, cuerpo y espíritu.




A través de la dinámica familiar el niño aprende la noción de ser humano, se inicia la educación, se generan los hábitos y modelos conductuales esenciales y se aprenden los patrones de afectividad en el marco de los primeros años de su vida; es decir, el momento crucial de su crecimiento y desarrollo. Padre y madre poseen una influencia significativa en la adquisición de las pautas morales desde la niñez, pues son los catalizadores de esa enseñanza y principales gestores de su internalización.

La familia canaliza algo tan importante para el ser humano como los afectos y los sentimientos, podríamos asimilar lo que allí ocurre a un laboratorio, donde se experimenta y consolida al ser. Es un espacio de verdadera intimidad, donde nos mostramos realmente como somos y donde sus miembros se expresan con auténtica pureza; propiciando así un orden en las relaciones sociales beneficioso para la vida comunitaria.

Por ello, podemos decir que la paz empieza en el hogar y debe ser un compromiso primario de los padres, pues es allí donde se aprende a vivir en concordia y conciliar con los otros. Tengamos en el ejemplo de vida del Profesor Bahati Vital la fuerza inspiradora que nos permita calibrar lo que significa el valor de comprometerse, de fundar una familia para asegurar la posibilidad de contar con una humanidad solidaria. Salvando a la familia abonamos el camino hacia la paz.                                pazcomopropuesta@gmail.com

Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense


Reivindicar el derecho a un mejor nacimiento 


            En diciembre del 2011 la Universidad Católica del Táchira, a través de un destacado grupo de profesores, me invitaron a participar del libro “Manual de Derecho Civil: Personas”, texto de consulta para los estudiantes de dicha cátedra. Así pues, tuve el honor de contribuir con un documento que, en esta entrega de hoy, me complace brindarles; y de esta manera exponer un tema por demás sensible y de vital importancia para el bienestar social: el parto humanizado.

La vida de todo ser humano está marcada por el momento del nacimiento, y tanto el antes como el después de este acontecimiento es decisivo para su desarrollo; por ello toda persona tiene derecho de llegar al mundo en un ambiente de afecto y respeto que le garantice su desenvolviendo emocional, físico, intelectual y social.  Esta responsabilidad debe estar compartida con la sociedad en su conjunto y con especial influencia en la madre, el padre y la familia, a quienes debemos acompañar y apoyar, en procura de contribuir con una mejor calidad de vida en nuestro país.

Nacer  es el primer hecho social de nuestra existencia y por ello consideramos que una de las vías de afrontarlo es a través del modelo humanista, es decir con un enfoque biopsicosocial de la madre y su entorno; el cual  valora y respeta lo que fluye desde dentro de la mujer hacia fuera: sus sentimientos, sus pensamientos, sus deseos. Si proveemos este entorno estaremos promoviendo el camino para un mejor nacimiento. 



El parto natural forma parte de nuestra esencia. Está comprobado que el feto contribuye a su nacimiento y el cuerpo de la madre libera los mecanismos orgánicos que le van a facilitar el mismo. El Dr. Michel Odent en su libro “El Bebé es un Mamífero” afirma que dar a luz un bebé implica liberar un auténtico coctel de hormonas del amor (oxitocina, endorfinas, prolactina); incluso va más lejos y  propone que si queremos cambiar el mundo cambiemos la forma en que llegamos a él. Aprovechemos, entonces las bondades que la propia naturaleza nos ofrece, impregnando a ese nuevo ser humano con el amor que fluye del cuerpo que lo trae al mundo; en absoluto respeto del proceso fisiológico en curso.

Podemos inferir que hay un cambio en la química del organismo y que esto influye en las actitudes; de allí que consideramos importante no cortar el proceso natural y permitamos el apego inmediato de la madre con el hijo para establecer el vínculo afectivo, el cual se facilita si venimos de un proceso no interferido. El Dr. Thomas Verny manifiesta que estas primeras relaciones entre madre e hijo son muy profundas porque dan forma a la neuroquímica de las emociones y a todo el sistema nervioso. El manejo naturalmente libre del cúmulo de afectividad que se genera en ese  momento significa venir bien desde el inicio de la vida.


Es por ello, que nos oponemos al hecho generalizado de la industrialización del nacimiento, sin detrimento de la técnica médica en aquellas circunstancias que implique salvar la vida. En todo caso, defendemos que las mujeres estén debidamente  informadas de los resultados que derivan de una decisión con su propio cuerpo. Empoderarlas a través del conocimiento, dimensionando el impacto que va a tener en su vida,  en la de sus propios hijos y por ende, en la sociedad misma.

Hay respuestas que vienen dadas desde las teorías de la Evolución y hoy en día, de la Epigenética, la cual ha demostrado que el ADN es una molécula viva en su dinamismo e interrelaciones. Es decir, nuestros descendientes no heredan solamente un bloque de instrucciones, sino también parte de la vida que hemos llevado. Si seguimos alterando el nacimiento natural e interrumpiendo el curso fisiológico del parto ¿Qué pasará con los hijos provenientes de los partos medicalizados que no reciban los beneficios de la “hormona del amor”? ¿Qué pasará con las futuras generaciones de mujeres si se sigue inhibiendo la capacidad de parir? Estas reflexiones son pertinentes a la luz de los procesos de industrialización a los cuales ha estado sometido el hecho del nacimiento.

Se abre entonces un reto para la ciencia del derecho y no es otro que desarrollar políticas que garanticen a la madre saber lo que gana o pierde con las dos opciones de parto, a decidir conscientemente la forma cómo va a dar a luz a su hijo, lo cual complementará el conjunto de normas de protección al niño desarrolladas en el ordenamiento jurídico positivo. En esa dirección es importante contar con la cooperación no solo de la ciencia jurídica, sino muy especialmente de quienes llevan adelante la ciencia médica; para que puedan asumir plenamente las bondades del parto natural, poniéndose por encima de una visión economicista, mecánica y masificada sobre este hecho.

Comenzando bien el camino de la vida podremos iniciar el proceso formativo de un ciudadano para la paz.

pazcomopropuesta@gmail.com



Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense
 Familia tachirense modelo de valores



El pasado 14 de marzo celebramos Día de la Tachiraneidad, y con motivo de este acto, el Presbítero Dr. Edgar Gregorio Sánchez individuo de número de la Academia de la Historia del Táchira, hizo referencia en su discurso a la importancia de celebrar los principios y valores de la idiosincrasia tachirense, tomando como referencia las hermosas estrofas del Himno de nuestro estado.

En este canto de identidad cultural se enarbolan cuatro valores fundamentales que reflejan el sentir tachirense por excelencia: la familia, la paz, el trabajo y la igualdad. En esta columna de hoy, y con inspiración en las palabras del Padre  Sánchez, compartiré con ustedes mi intervención en las II Jornadas de la Paz que organiza anualmente la UCAT. Precisamente, mi tema fue el modelo de familia tachirense, el cual nos distingue con un sello particular en el resto de la geografía del país,  e incluso más allá de las fronteras nacionales.



Una característica primordial es la estabilidad, quizás porque el núcleo en torno al cual ha girado la familia es el trabajo del campo y esa laboriosidad que exige el trabajo de la tierra logra que se consolide el ambiente familiar. De igual forma, somos solidarios con un concepto de entrega y cercanía  entre padres e hijos, extendido a los demás miembros del grupo. El andino es afable y tiene un sentido gregario, pues ayuda a otros  para lograr sus objetivos y es leal cuando se alinea con una idea por convicción. Por ello, sin duda, el arraigo de los valores que se han posicionado nos define, otorgándonos ese perfil propio que ha permitido construir el tejido social, principal activo de un país.

En un porcentaje bastante elevado, las familias son practicantes  de los principios católico-cristianos, derivando en sentimientos de bondad, caridad y gratitud que genera el trato respetuoso, por el cual somos ampliamente conocidos. Con justa razón se refieren a nuestro estado como la tierra de la cordialidad, concepto que incluso se toma como imagen para la promoción turística y como carta de presentación en otras latitudes, a mucha honra vale decir.

Otra característica resaltante es la autenticidad. Nuestra familia es sencilla y lo demuestra en su comportamiento y en su vida cotidiana. Por la humildad cristiana y del entendimiento de las limitaciones, no existe en nosotros la presunción de orgullo. Y estos principios siempre están presentes en la disciplina del esfuerzo, en la entrega al trabajo cotidiano  y en la voluntad para lograr estabilidad y seguridad en el hogar.

Todos estos valores permiten a la familia construir una cultura de la paz. Reflexionando sobre quienes somos y entendiendo nuestras realidades históricas podemos profundizar sobre el rol que la familia cumple como transformadora de la sociedad.

Los invito entonces, a reconocer con orgullo nuestra identidad, a través  del Himno del Estado Táchira y a utilizarlo como un recurso  para la enseñanza de los valores de la tachiraneidad. Tenemos la responsabilidad, desde el hogar y las aulas, de enaltecer los principios fundamentales de convivencia ciudadana para la paz. Contribuyendo todos decididamente a la construcción de una mejor sociedad estaremos consustanciados con la esencia que distingue a la  familia tachirense.


Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense

Normas de convivencia dentro del aula 

El tema de los valores humanos propicia el encuentro de esfuerzos para alcanzar una meta común: la paz. Es por ello que en esa incansable búsqueda de herramientas que permitan articular acciones orientadas a lograr este fin común, el pasado martes 13 acompañamos en la Residencia Oficial de Gobernadores a la Dra. Norma Obreman, prestigiosa educadora impulsadora del Currículo Básico Nacional y Ex -Directora General de Docencia del Ministerio de Educación, en una valiosa conferencia sobre la importancia de la formación en valores durante las primeras etapas de la educación del ser humano.



He querido compartir con ustedes algunos de los planteamientos que allí se formularon, pues es importante que nos sigamos nutriendo de todo aquello que promueva una respetuosa y armónica interacción humana. Si los valores están dentro de nosotros ¿cómo hacemos para que estos afloren y permitan a los niños que estamos formando hoy, tomar decisiones dentro de un marco moral y ético?

La enseñanza de los valores desde el principio de la educación formal de un niño fortalece la autoestima, desarrolla la personalidad y estimula de manera positiva el ser. Sin embargo, tendemos a ser retóricos y a dar explicaciones teóricas acerca del tema, cuando lo pedagógico es actuar sobre el valor y desarrollar experiencias con base en el mismo; se trata de modelar con el ejemplo.

El maestro debe fomentar la convivencia dentro del aula, y así aprovechar dicho espacio más allá de la perspectiva estrictamente académica, al manejarlo desde un enfoque social. Es decir, lo que allí aprendamos debe permitirnos vivir mejor y alcanzar niveles de calidad de vida. Es necesario entonces, que el asunto social, ético y moral crezca a la par de los otros conocimientos formales. El convertir el aula en un laboratorio vivencial, ofrece la posibilidad de  experimentar una mejor coexistencia fuera de ésta.



Ante la realidad convulsionada que hoy nos agobia, humanizar el aula permitirá que - ante el conflicto - ese niño en pleno proceso de formación pueda afrontarlo con asertividad; permitiendo así el modelaje de un adulto responsable y comprometido con una convivencia armónica.

Encaminar el comportamiento social de nuestros niños, dentro de un referente de valores, precisa de algunos principios de enseñanza en la situaciones conflictivas, como:  valorar los acuerdos mutuos y dar oportunidad a los niños de rechazar soluciones propuestas, enseñarles procedimientos imparciales para resolver desacuerdos, no continuar el conflicto si los niños ya han perdido el interés por él, ofrecer oportunidad para el desagravio, alentarlos a resolver sus propias diferencias, proponer (no imponer) soluciones, respetar la posición de cada niño ante el conflicto, velar por su seguridad física, usar métodos no verbales para calmarlos, ayudarlos a usar las palabras y clarificar el problema, verbalizar el conflicto y propiciar que los niños aporten soluciones.

Si aunamos la propia experiencia en conexión con las enseñanzas vividas, podremos crear mejores modos de vida dentro del entorno social particular del niño. No existe una fórmula única, pero sí un solo resultado: ciudadanos para la paz. pazcomopropuesta@gmail.com

Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense

jueves, 26 de abril de 2012

Cultivando valores desde el aula



La sociedad que construiremos el día de mañana pasa por el hecho educativo, cuyo resultado dependerá de cómo educadores y maestros toquen el corazón de los niños. Haber participado de la Conferencia “Educar en Valores es Enseñar a Amar” dictada por Dr. Antonio Pérez Esclarín el pasado 29 de febrero, en el Teatro de la Casa Sindical, ofreció a todos los que asistimos  una oportunidad para reafirmar la importancia de la formación de valores en la educación; así como nos dio excelentes herramientas para optimizar la praxis pedagógica. Dicho en las propias palabras de ese gran docente: “Los educadores son arquitectos de personas, no trabajan con cabillas ni cemento, sino que construyen el corazón de la patria.”




Los educadores tienen un rol activo permanente, pues llevan la voz cantante en el aula, en la familia y en la comunidad; por ello considero importantísimo la formación que los maestros puedan recibir, para asumir con plenitud y responsabilidad éste compromiso. El maestro representa - junto con la familia - la referencia próxima con la que cuenta el niño para dar sentido a un esquema de valores que enmarque su vida y es ejemplo constante a través de sus acciones diarias; no sólo en el aula, sino con las relaciones entre con cada uno de los actores que conviven a diario dentro del ámbito escolar.



El docente debe contar con cualidades  relacionadas con su formación pedagógica y vocación de enseñar; por tanto, tiene la responsabilidad de concentrar sus destrezas didácticas en diseñar estrategias para guiar estos aprendizajes y trascender en sus alumnos. Convirtiéndose así, en agente activo de la ecuación que representa la práctica docente, debiendo necesariamente estimular la interacción dinámica y la participación, tanto dentro del aula como fuera de ella.

Estar consustanciado con la realidad particular de sus alumnos es fundamental para que el docente pueda hacerles emerger sus potencialidades individuales, adecuando la enseñanza de manera tal que - al expandir los horizontes del conocimiento útil- el alumno pueda afrontar los retos que la sociedad le impone. Una sociedad que no estimule la adquisición y producción de conocimiento no es una sociedad que pueda progresar, de allí que progreso y educación van ligados íntimamente para la superación. Pero no basta el cocimiento por sí mismo sino está centrado en el ser humano y en su entorno social.





Reflexionando sobre las palabras del profesor, intelectual y escritor norteamericano Howard G. Hendrikcs: "La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón" -  y ganados a esta máxima,  propongámonos formar niños para la paz, lo cual se logra en la medida que exista un código de convivencia ciudadana sustentado en los valores del humanismo.

            Hagamos que cada día de nosotros cuente en la edificación de esa sociedad, convencidos de la fuerza transformadora de la educación, porque no hay otra fuente que permita que cada ser humano saque lo mejor que tiene dentro de sí.    pazcomopropuesta@gmail.com

Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense