Valores y Talento Humano (III)
En las dos entregas anteriores expusimos cómo es posible
construir el talento a través de la formación de competencias, siendo
indispensable no solo el saber académico y su conjugación con las habilidades
de la persona, se requiere desarrollar el “saber ser”; es decir, la presencia
de los valores forman parte esencial de un ciudadano íntegro y la única manera
de lograrlo es a través de la educación. El reto pedagógico está en fomentar un
aula que proporcione el entorno adecuado para formar talento humano.
La moderna pedagogía se centra en la creatividad de profesores
y maestros, lo que permite la presencia de una aula inteligente, dinámica y flexible
con entornos de aprendizajes significativos que presenten una gran variedad de
propuestas de trabajo, para que los alumnos construyan competencias y
desarrollen talentos que le serán necesarios para abordar con éxito su futuro.
Por tanto, gerenciar el aula
implica la integración de los saberes
para el desarrollo de talento humano, lo cual está intrínsecamente ligado con
la calidad de la educación y su capacidad para amalgamar: los conocimientos
científico, las competencias tecnológicas y los valores universales humanistas;
así como para preparar a los educandos para el bienestar moral, cultural y
también para el bienestar material.
Es por ello que la educación en valores se justifica porque
encamina el proceso docente-educativo hacia el modelo ideal de formación, dando
sentido a la formación socio humanista y enriqueciendo la didáctica del saber y
del saber hacer; involucrando a los sujetos del proceso en una actividad
consciente, protagónica y comprometida consigo mismo y con la sociedad.
La educación en valores integra el humanismo en dos
sentidos. Acerca la realidad al proceso de educación para que pueda ser
valorada y transformada; así mismo, moldea adecuando los intereses,
motivaciones y disposiciones de los educandos, para que puedan establecer las necesarias
interrelaciones humanas que permitan la correspondencia entre el proyecto de
vida individual y social. Lo anterior comprende el desarrollo de los valores y
sus relaciones en el proceso docente-educativo. Integrar los valores al
aprendizaje de manera intencionada y consciente significa no sólo pensar en el
contenido como conocimientos y habilidades, sino en la relación que ellos
poseen con lo afectivo.
La conclusiones de una investigación realizada por la UPEL-
2008 señalan que sí es posible lograr una gerencia del aula de clase con
criterios de calidad y excelencia, con la presencia de la ética como norma
racional del comportamiento y los valores, que desde la planificación,
organización, dirección, evaluación y realimentación de los procesos, que
impriman y dinamicen los mismos, con incidencia en el mejoramiento continuo de
la calidad del trabajo para una mejor calidad de vida.
La huella que el docente deja en cada uno de los niños que transitan por su aula, puede marcar la
diferencia en las acciones que ese ciudadano del futuro genere en la sociedad.
Por tanto, se hace indispensable la reflexión profunda, el análisis detallado del cumplimiento del deber
y del gran compromiso que tienen en la formación del talento humano. En
palabras del respetado académico Antonio Pérez Esclarín: “Sólo los que tienen el corazón en paz podrán ser sembradores de paz y
contribuirán a gestar un mundo mejor”. Sin duda, la responsabilidad es de
alto calibre.
Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira
Pdte. Fundación de la Familia Tachirense
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