viernes, 3 de agosto de 2012


Valores y Talento Humano (III)


En las dos entregas anteriores expusimos cómo es posible construir el talento a través de la formación de competencias, siendo indispensable no solo el saber académico y su conjugación con las habilidades de la persona, se requiere desarrollar el “saber ser”; es decir, la presencia de los valores forman parte esencial de un ciudadano íntegro y la única manera de lograrlo es a través de la educación. El reto pedagógico está en fomentar un aula que proporcione el entorno adecuado para formar talento humano.

La moderna pedagogía se centra en la creatividad de profesores y maestros, lo que permite la presencia de una aula inteligente, dinámica y flexible con entornos de aprendizajes significativos que presenten una gran variedad de propuestas de trabajo, para que los alumnos construyan competencias y desarrollen talentos que le serán necesarios para abordar con éxito su futuro. Por tanto, gerenciar el aula implica  la integración de los saberes para el desarrollo de talento humano, lo cual está intrínsecamente ligado con la calidad de la educación y su capacidad para amalgamar: los conocimientos científico, las competencias tecnológicas y los valores universales humanistas; así como para preparar a los educandos para el bienestar moral, cultural y también  para el bienestar material.

Es por ello que la educación en valores se justifica porque encamina el proceso docente-educativo hacia el modelo ideal de formación, dando sentido a la formación socio humanista y enriqueciendo la didáctica del saber y del saber hacer;  involucrando  a los sujetos del proceso en una actividad consciente, protagónica y comprometida consigo mismo y con la sociedad.

La educación en valores integra el humanismo en dos sentidos. Acerca la realidad al proceso de educación para que pueda ser valorada y transformada; así mismo, moldea adecuando los intereses, motivaciones y disposiciones de los educandos,  para que puedan establecer las necesarias interrelaciones humanas que permitan la correspondencia entre el proyecto de vida individual y social. Lo anterior comprende el desarrollo de los valores y sus relaciones en el proceso docente-educativo. Integrar los valores al aprendizaje de manera intencionada y consciente significa no sólo pensar en el contenido como conocimientos y habilidades, sino en la relación que ellos poseen con lo afectivo.

La conclusiones de una investigación realizada por la UPEL- 2008 señalan que sí es posible lograr una gerencia del aula de clase con criterios de calidad y excelencia, con la presencia de la ética como norma racional del comportamiento y los valores, que desde la planificación, organización, dirección, evaluación y realimentación de los procesos, que impriman y dinamicen los mismos, con incidencia en el mejoramiento continuo de la calidad del trabajo para una mejor calidad de vida.

La huella que el docente deja en cada uno de los niños  que transitan por su aula, puede marcar la diferencia en las acciones que ese ciudadano del futuro genere en la sociedad. Por tanto, se hace indispensable la reflexión profunda, el  análisis detallado del cumplimiento del deber y del gran compromiso que tienen en la formación del talento humano. En palabras del respetado académico Antonio Pérez Esclarín: “Sólo los que tienen el corazón en paz podrán ser sembradores de paz y contribuirán a gestar un mundo mejor”. Sin duda, la responsabilidad es de alto calibre.



Genny Morales de Pérez 
Primera Dama del estado Táchira 
Pdte. Fundación de la Familia Tachirense
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