No solo es posible vivir en familia, sino que es necesario
Este sábado 02 de junio asistí como
invitada a una conferencia sobre horizontes psicológicos de cambio familiar en
el Auditorio Principal de la UNET. Hoy quiero
compartir con ustedes parte de esta ponencia, pues considero indispensable
generar un positivo debate de opinión pública sobre el tema de la mesa redonda
que allí fue desarrollado: Vivir en Familia ¿es posible
hoy en la actualidad?
El concepto de familia puede
abordarse desde distintos discursos: jurídico, educativo, sociológico,
biológico, antropológico, religioso, psicológico, entre otros. Cada uno tendrá
un concepto acerca de cómo se conforma, o cuál es el modelo de relaciones, de
intercambio entre los distintos lugares y ubicaciones de los sujetos inherentes
a la misma.
Las Naciones Unidas, como máximo
rector del consenso internacional, considera a la familia como un agente
importante del desarrollo sostenible en todos los niveles de la sociedad.
Profundizando un poco más, la familia canaliza algo tan importante para el ser
humano como los afectos y los sentimientos. Dice el Prof. Manuel Barroso –
sociólogo e investigador - que la familia es el punto de partida
para el crecimiento en todas las dimensiones. Cuando las personas forman parte
de ese sistema humano, desarrollan conciencia de sí y sentido de pertenencia. Incluso señala que podemos
asemejar lo que allí ocurre con un
laboratorio, donde se experimenta y consolida al ser: “Una persona no puede
vivir ni crecer sino dentro de sus contextos de desarrollo que son los laboratorios
naturales de aprendizaje”.
Sentemos
posición con una respuesta a la interrogante inicial y partamos desde ya con un
sí. Pero, para tener una respuesta de esta naturaleza, se debe contar con una
intención que sostenga tal afirmación. A pesar de los
cambios estructurales, la familia es la institución a la cual los
latinoamericanos asignan mayor importancia en su vida cotidiana. En estudio realizado por la CEPAL 2004,
el 91 % de los latinoamericanos dijo que es lo “más importante”.
Asegura
Aristóteles en la Política, que el Estado (la ciudad) es una forma de
organización social que es antecedida, en cronología, pero no en importancia por
la familia; considerándola como parte fundamental del mismo. Los vicios y las
virtudes de la ciudad o de la sociedad son un reflejo de lo que ocurre en la
familia. Si, como tantas veces se repite, la familia es la célula de la
sociedad, entonces un buen lugar para empezar a buscar el origen de los males o
bienes de una sociedad es ella misma.
Se ha convertido ya en un lugar común
hablar de crisis de la familia en la sociedad actual. Sin duda, se trata de
fenómenos globales cuyas tendencias apuntan a la liberalización de los vínculos, un aumento
del individualismo, una fragilidad de los ideales, una mayor tolerancia a la
satisfacción de cada uno; haciendo más difícil la existencia estable de los
vínculos familiares en las formas marcadas por cierta tradición. Las ideologías
adversas a la democracia, por ejemplo, atentan contra la familia y sus valores a
fin de debilitarla, ya que allí se aprenden deberes colectivos y derechos individuales,
que forman un ciudadano integral y crítico, no esclavos.
Hoy se
reconoce que la institución familiar está
sujeta a múltiples transformaciones; y en el tránsito de la sociedad
tradicional a la sociedad moderna, la familia ha pasado de ser la institución
primordial a ser una más entre otras, consecuencia de importantes
acontecimientos históricos. La familia, que en otros tiempos ejercía una enorme
cantidad de funciones, se ha transformado actualmente en una institución
especializada con unas pocas funciones propias, que a menudo se identifican con
ser sede de afectos y agente socializador de las personas.
Nos
preguntamos entonces si ésta transformación implica para la familia: ¿Un empobrecimiento
o pérdida de sus funciones? ¿Su desaparición o una deconstrucción de la misma? Estas
interrogantes debemos irlas discutiendo, y esa es nuestra intención, por lo
cual estaremos hablando al respecto en una próxima entrega; pues estamos
consientes del poder transformador de la familia para edificar una sociedad de
paz.
Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense
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