Educando para la paz en la primera infancia
Su santidad Juan Pablo II durante
la XII Jornada Mundial de la Paz de 1979 expresó un aleccionador postulado que plantea la
fórmula para la formación y desarrollo integral de
un ser humano virtuoso, capaz de vivir y convivir en sociedad: “Para lograr la paz,
educar en la paz”. Exhorta tanto a padres y maestros, como a los gobernantes a
ejecutar la paz a través de las acciones diarias, pues será la obra resultante
de la responsabilidad compartida que tenemos todos en dicha misión.
Es tan
prioritario el abordaje permanente y sistemático de este tema que se ha
convertido en uno de los objetivos primordiales que la UNESCO desarrolla como
definición de la escuela del futuro. Por tanto, la educación debe apoyarse en
cuatro pilares básicos: aprender a conocer, para aprovechar las posibilidades
que ofrecen los conocimientos a lo largo de la vida; aprender a hacer, para
adquirir competencias que capaciten al individuo dentro del marco de
experiencias de socialización; aprender a vivir con los demás, para desarrollar
el respeto a los valores del pluralismo, la comprensión mutua y la paz; y
aprender a ser, para que florezca mejor la propia personalidad y se esté en
condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de
responsabilidad personal.
Educar para la paz es desarrollar
todos aquellos valores fundamentales que
son necesarios para la estructuración armónica de la personalidad, desde la más
temprana edad. Para ello se requieren entornos de
aprendizaje de calidad, adaptados a las necesidades del niño y basados en el respeto
a sus derechos; donde la comunión entre el hogar y la escuela sea de estrecha
comunicación y permanente participación. Especialistas en la materia afirman
que hoy la retroalimentación entre padres, hijos y maestros en los procesos de
aprendizaje representa la dinámica ideal para la conformación del ciudadano
humanista del mañana.
Comprometidos con la misión
permanente de beneficiar sobretodo a aquellos a quienes las posibilidades de
acceso a una mejor calidad de vida se dificultan debido a la precariedad del
ingreso familiar, hemos desarrollado el programa Casa
Hogar Juan Pablo II. En este centro de educación inicial promovemos una mejor
convivencia; a través de espacios
acondicionados para la estimulación adecuada, con un equipo de docentes, madres
cuidadoras y personal de apoyo de alto perfil profesional, ofrecemos: educación
pedagógica y en valores, cuidado psicoafectivo, alimentación diaria
nutritiva y balanceada, atención médico pediátrica permanente; así como el
Taller de Armonía Familiar a cargo del Prof. Felipe Guerrero, académico y orientador
de extensa trayectoria, el cual está
dirigido a los padres, representantes y adultos significativos, a fin de hacer
del hogar un referente afectivo para nuestros hijos.
Apegándonos al Currículo Básico de
Educación Inicial y teniendo la filosofía del Santo Padre como inspiración
evocadora, nos enfocamos en la familia como una escuela de las virtudes que
prepara a los seres humanos para la convivencia social. La comunidad de amor y
unión que los hijos tengan de modelo en el hogar determinará su comportamiento
y las relaciones con su entorno.
Las realidades sociales de hoy
evidencian que tenemos la importante misión de brindar soporte el núcleo
familiar. Casa Hogar Juan Pablo II tiene más de un 70% de niños cuyas madres
son el único sostén del hogar y muchas de ellas pertenecen al sector de la
economía informal o con ingresos mínimos; como no cuentan con los recursos para
costear una guardería, optaban por llevarse a sus hijos al sitio laboral;
siendo en algunos casos la propia calle. Investigadores señalan que en los primeros años se desarrollan procesos cognitivos y
lingüísticos que favorecen el razonamiento y la comprensión; si el entorno no es favorable a
la estimulación positiva de estos niños ¿qué calidad de oportunidades tienen
para comenzar el camino de la vida como seres humanos integrales y felices?
Son
acciones concretas como éstas las que pueden delinear una sociedad donde se
privilegie a nuestros niños como esperanza de vida. El ser humano es materia
prima que no se transforma por sí misma, sino que requiere la interacción de la
educación para que aflore lo mejor de cada uno. De cómo convivan los niños será
el adulto del mañana comprometido con la edificación de una sociedad de paz. pazcomopropuesta@gmail.com
Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira / Pdte. Fundación de la Familia Tachirense
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