miércoles, 10 de octubre de 2012


Emprender es mejorar la calidad de vida 


Hacia finales del mes de julio nuestro programa El Valor de Emprender, el cual desarrollamos en conjunto con FUNDESTA, entregamos microcréditos a 120 familias de los municipios Fernández Feo, Junín, San Cristóbal y Táriba; familias con un espíritu de superación indomable, incluso por encima de cualquier precariedad. Son un grupo de nobles emprendedores tachirenses que, a través de este aporte, tienen la oportunidad de promover comercialmente sus negocios e iniciativas económicas para el sustento familiar y de su comunidad.

Emprender supone enfrentarse a una serie de circunstancias, en la mayoría de los casos, desconocidas. Es más, requiere afrontar a las propias debilidades, al entorno y a los desafíos que nos depara cada día. Los expertos en emprendedurismo señalas que hablar de “espíritu emprendedor” es aproximarse a esa fuerza que alienta y fortifica en la acción; puesto que se requiere de la disposición para hacerse cargo de los cambios y transformaciones. El emprendimiento, como quehacer propiamente humano, amerita de valores definitorios  como la fortaleza interior, la perseverancia, un profundo conocimiento, comprensión y compromiso con el devenir de sí mismo y de los pares, incluso, yendo más allá de los obstáculos.

El Banco Interamericano de Desarrollo, en respuesta a los Objetivos del Mileno, se planteó un nuevo enfoque económico que es la denominada  “economía social”, la cual se traduce en tratar de recuperar la dimensión ética y humana de las actividades económicas, estableciendo nuevos principios para la puesta en práctica de modelos económicos alternativos, es decir; una propuesta basada en el empoderamiento de las personas para que sean sujetos de su propio desarrollo. Uno de los campos más desarrollados de la misma ha sido el de los microcréditos cuyo objetivo es ofrecer acceso monetario, en las condiciones más favorables posibles, a emprendedores de los sectores sociales más desfavorecidos, de tal forma que éstos puedan financiar un proyecto de negocio para obtener autonomía financiera.

Para que el microcrédito cumpla con su vertiente social hacia los más desfavorecidos, el BID indica que depende de un seguimiento continuo y constante del beneficiario; garantizando la perdurabilidad del negocio a través del soporte y promoción de su actividad productiva autosostenible. Por medio de las políticas públicas, los gobiernos tienen que crear un ambiente propicio para que los emprendedores puedan desarrollar sus actividades y recoger sus beneficios. Estas políticas, para que sean efectivas, deben basarse en información precisa sobre las necesidades y la forma en que operan los emprendedores. Nuestro programa, consciente de este reto, ofrece a sus beneficiarios el respaldo necesario por medio del acompañamiento individual, la capacitación y formación, acceso a espacios para la comercialización de sus productos e incentivos para obtener créditos de mayor nivel.

La microfinanciación aporta una gran contribución al concepto del trabajo decente desarrollado por la Organización Internacional del Trabajo en tres sentidos: Creación de puestos de trabajo en las localidades en desventaja social;  reducción de la vulnerabilidad de quienes viven próximos al nivel de subsistencia; la promoción de la responsabilidad, la cooperación y valores de bienestar común. La OIT apuesta a que los responsables de la administración pública y actores sociales relacionados sean capaces de concebir y aplicar una política que permita obtener unos beneficios sociales óptimos mediante una microfinanciación viable. Es por ello que con el Programa el Valor de Emprender ofrecemos una respuesta efectiva a nuestros ciudadanos emprendedores que apuestan por un modelo económico social que les beneficie en su actividad productiva e incida positivamente en la economía regional. Por medio de la gestión del Gobierno Democrático hemos asumido el compromiso de ofrecer calidad de vida en nuestras familias en desventaja y una de las mejores formas de obtenerla es ofrecer soporte y acompañamiento a las iniciativas de trabajo productivo autosostenible.

El cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz establece que el microcrédito debe concebirse como un instrumento de financiación para integrar a los más necesitados  dentro de los procesos virtuosos de desarrollo, caracterizados por una cultura de la participación, de la experiencia solidaria y del protagonismo de los mismos beneficiarios al momento de dar respuestas adecuadas a sus problemas. El camino de la paz exige que cada uno de nosotros asuma los valores humanos como base fundamental de la calidad de vida, por ello el progreso y el desarrollo social pasa primeramente por el calibre moral de cada ciudadano.


Genny Morales de Pérez 
Primera Dama del estado Táchira 
Pdte. Fundación de la Familia Tachirense
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