Emprender es mejorar la calidad de vida
Hacia finales del mes de julio nuestro programa El
Valor de Emprender, el cual desarrollamos en conjunto con FUNDESTA, entregamos microcréditos
a 120 familias de los municipios Fernández Feo, Junín, San Cristóbal y Táriba;
familias con un espíritu de superación indomable, incluso por encima de
cualquier precariedad. Son un grupo de nobles emprendedores tachirenses que, a
través de este aporte, tienen la oportunidad de promover comercialmente sus
negocios e iniciativas económicas para el sustento familiar y de su comunidad.
Emprender supone enfrentarse a una serie de
circunstancias, en la mayoría de los casos, desconocidas. Es más, requiere
afrontar a las propias debilidades, al entorno y a los desafíos que nos depara
cada día. Los expertos en emprendedurismo señalas que hablar de “espíritu
emprendedor” es aproximarse a esa fuerza que alienta y fortifica en la acción;
puesto que se requiere de la disposición para hacerse cargo de los cambios y
transformaciones. El emprendimiento, como quehacer propiamente humano, amerita
de valores definitorios como la
fortaleza interior, la perseverancia, un profundo conocimiento, comprensión y
compromiso con el devenir de sí mismo y de los pares, incluso, yendo más allá
de los obstáculos.
El Banco Interamericano de Desarrollo, en
respuesta a los Objetivos del Mileno, se planteó un nuevo enfoque económico que
es la denominada “economía social”, la
cual se traduce en tratar de recuperar la dimensión ética y humana de las
actividades económicas, estableciendo nuevos principios para la puesta en
práctica de modelos económicos alternativos, es decir; una propuesta basada en el
empoderamiento de las personas para que sean sujetos de su propio desarrollo. Uno
de los campos más desarrollados de la misma ha sido el de los microcréditos
cuyo objetivo es ofrecer acceso monetario, en las condiciones más favorables
posibles, a emprendedores de los sectores sociales más desfavorecidos, de tal
forma que éstos puedan financiar un proyecto de negocio para obtener autonomía
financiera.
Para que el microcrédito cumpla con su vertiente
social hacia los más desfavorecidos, el BID indica que depende de un seguimiento
continuo y constante del beneficiario; garantizando la perdurabilidad del
negocio a través del soporte y promoción de su actividad productiva autosostenible.
Por medio de las políticas públicas, los gobiernos tienen que crear un ambiente
propicio para que los emprendedores puedan desarrollar sus actividades y
recoger sus beneficios. Estas políticas, para que sean efectivas, deben basarse
en información precisa sobre las necesidades y la forma en que operan los
emprendedores. Nuestro programa, consciente de este reto, ofrece a sus
beneficiarios el respaldo necesario por medio del acompañamiento individual, la
capacitación y formación, acceso a espacios para la comercialización de sus
productos e incentivos para obtener créditos de mayor nivel.
La microfinanciación aporta una gran contribución
al concepto del trabajo decente desarrollado por la Organización Internacional
del Trabajo en tres sentidos: Creación de puestos de trabajo en las localidades
en desventaja social; reducción de la
vulnerabilidad de quienes viven próximos al nivel de subsistencia; la promoción
de la responsabilidad, la cooperación y valores de bienestar común. La OIT
apuesta a que los responsables de la administración pública y actores sociales
relacionados sean capaces de concebir y aplicar una política que permita
obtener unos beneficios sociales óptimos mediante una microfinanciación viable.
Es por ello que con el Programa el Valor de Emprender ofrecemos una respuesta
efectiva a nuestros ciudadanos emprendedores que apuestan por un modelo
económico social que les beneficie en su actividad productiva e incida
positivamente en la economía regional. Por medio de la gestión del Gobierno
Democrático hemos asumido el compromiso de ofrecer calidad de vida en nuestras
familias en desventaja y una de las mejores formas de obtenerla es ofrecer
soporte y acompañamiento a las iniciativas de trabajo productivo autosostenible.
El cardenal Renato
Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz establece
que el microcrédito debe concebirse como un instrumento de financiación para
integrar a los más necesitados dentro de
los procesos virtuosos de desarrollo, caracterizados por una cultura de la
participación, de la experiencia solidaria y del protagonismo de los mismos
beneficiarios al momento de dar respuestas adecuadas a sus problemas. El camino
de la paz exige que cada uno de nosotros asuma los valores humanos como base
fundamental de la calidad de vida, por ello el progreso y el desarrollo social
pasa primeramente por el calibre moral de cada ciudadano.
Genny Morales de Pérez
Primera Dama del estado Táchira
Pdte. Fundación de la Familia Tachirense
FFTdigital: bit.ly/PfOrPj
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